Seguimos nuestra ruta! Tomamos el tren a Aydin, donde pasamos los siguientes dos días. Es una ciudad pequeña, 200.000 habitantes, precisamente lo que buscábamos para sumergirnos en la cultura turca. Dormimos muy muy barato en Aydin Elit Pansiyon, habitación doble con balcón, aire acondicionado, baño privado, desayuno incluido y con la calidad de un hotel.
Se notaba que no había pasado algún extranjero por algún tiempo en el hotel. Era un hotel familiar, donde las hijas en la recepción se ponían nerviosas chapurreando algo de inglés, se reían, nos preguntaban cosas, etc. Luego hablamos con el padre, para pedirle consejo para ir a los baños turcos. Él muy amable nos llevó a la puerta de unos baños (Hamman).
Veníamos con otra idea, muy occidentalizada, de lo que consiste realmente el baño turco, para nosotros asociado a un spa con piscinas… Pero cuando vimos que era un sótano de un edificio, regentado por 2 o 3 señores mayores, que ellos mismos daban los masajes y que allí no había nadie… nos entró algo de miedo. No era muy caro, asi que quizá podríamos haber probado… pero pospusimos la idea de los baños para la siguiente ciudad: Denizli.
En Aydin recorrimos la ciudad, el mercado y nos comimos un buen kebap con masa casera horneado en horno de piedra con leña. Al día siguiente partimos en tren hacia Denzli.
Denizli
Denizli es visitada turisticamente por estar cerca de Pamukkale. También es conocida por una raza de gallo autóctona de la zona que, según dicen, cantan más largo y bonito que las demás… aunque a mí no me pareció más espectacular que otros gallos «normales». Es habitual ver la silueta de un gallo por toda la ciudad, encontrar tiendas con gallos enjaulados para su venta o ver en la estación de autobuses gente con gallos metidos en cajas para meterlos en el bus.
Contactamos a través de Airbnb con Louis, un viajero americano, asentado y casado en Denizli, que regentaba un antiguo hotel familiar: Hotel Yildrim. Él ofrecía las habitaciones outlet de los pisos superiores, sin ventanas, etc a precio low cost a viajeros con bajo presupuesto… justo lo que necesitabamos! Nuestra habitación era además genial, incluyendo un desayuno expléndido. Louis nos dió unos buenos consejos sobre la ciudad y nos recomendó un baño turco muy auténtico. Así que por fin fuimos a tomar el esperado «baño turco» (Haman).
La experiencia en los baños turcos fue inolvidable y muy auténtica. Decir que los baños tradicionalmente sólo es para hombres. Partiendo de que las mujeres turcas no van al Hamam, los baños que permiten la entrada a mujeres es porque han abierto para un mercado turista y no turco. Nuestra idea del viaje era mezclarnos entre los turcos, por lo que fuimos a un Hamam tradicional masculino.
Como nuestro anfitrión Louis nos recomendó, el Germiyanogullari Hammam cuadraba perfectamente con lo que buscabamos. No había pasado un turista por allí en años y por gestos/vocablos básicos entramos al Hamam. Precios: 35 Liras con masaje y 20 Liras sin masaje.
El vestíbulo era un patio interior de madera techado. Te daban un trapo para ponértelo en la cintura, y un par de toallas. Dentro estaba todo recubierto con mármol y muy cuidado. No es un spa, era más un lavado o una ducha, un punto de reunión, la gente hablaba entre sí, y parecían conocerse todos. Todos íbamos desnudos, sólo con el trapillo en la cintura.
Había grifos con unas palanganas de plástico que, tras llenarlas, te echabas agua en el cuerpo. También unas pastillas de jabón que utilizaban para hacer espuma y enjabonarse, una sauna y un baño de vapor. En total habría un aforo de 15 personas. Los masajes se daban en la misma sala, sobre un poyete de mármol (ver imagen de abajo), donde 4 personas recibían el masaje de manera simultánea y duraba unos 10 minutos.
El masaje no era precisamente relajante y la mitad consistía en una limpieza integral. Te enjabonaban el cuerpo entero, vuelta y vuelta y después te aclaraban con agua. Incluyendo sobacos, la cabeza, cara, el culo, partes íntimas, entre los dedos de los pies, etc. Los «masajistas», por nombrarlos así, iban con la toalla a la cintura, igual que todos.
Al salir un señor mayor, con mucho arte y experiencia, te ponía una toalla en el cuerpo y otra en la cabeza, literalmente, no te dejaba ponértela tu mismo. Seguidamente te sentabas en el patio principal a «secarte». Allí estaban los demás clientes sentados en tertulia alrededor de una fuente, tomándose una bebida. Todos ataviados con la misma toalla en el cuerpo y cabeza. Una imagen cómica ahora que la recuerdo. La gente nos miraba extrañados, no nos entendiamos, así que establecimos algo de conversación no verbal. Al rato se me dirige un viejecillo turco hablándome en alemán: Había trabajado en Alemania y, ya jubilado, se había vuelto a su tierra para disfrutar la jubilación.
Salimos con el cuerpo nuevo, dispuestos a comernos el kebap más grandede la ciudad!!
Al día siguiente partimos hacia Pamukkale, unas piscinas naturales creadas a base de cal y el efecto del tiempo. Eran utilizadas ya por los romanos. Pamukkale traducido al español significa castillo de algodón. Junto a ellas se encuentra la ancestral ciudad de Hierapolis (2 d.C.), que no visitamos en profundidad, ya que veníamos de ver Éfeso el día anterior. Éfeso está mucho mejor conservado/restaurado y ambas son muy similares.
Empezamos el día con un desayuno descomunal en el hotel Yildrim para después sobrevolar en parapente biplaza las famosas piscinas y las ruinas. El vuelo llevó unos 15 minutos en el aire y alrededor de 2 horas todo. Lo hice con esta empresa por 200 Liras incluyendo el transfer desde Denizli. Contacte con el encargado por Whatsapp y nos recogieron en nuestro hotel.
La experiencia de volar fue increíble, una sensación de libertad como nunca antes había sentido. Lo que no me gustó fue la poca motivación del piloto al volar, alargar o disfrutar del vuelo, simplemente planeó hasta el punto de aterrizaje. Tampoco me gustó que después quisieran cobrarme 100 Liras extra por pasare las fotos a mi tarjeta de memoria.
Para acceder al complejo hay que descalzarse para no dañar la superficie de cal. Se sube por una colina por donde baja agua con aspecto blanquecino, por su alto contenido en cal. En algunos puntos puede resultar resbaladizo. Y efectivamente parece un castillo de algodón! Desde la colina cae el agua ,caliente en algunos puntos, en forma de riachuelos.
En los baños de Cleopatra dentro de la Hierapolis, nos colamos por la tienda de los souvenirs, ya hartos de pagar por todo. Aunque para meterte a la piscina necesitas OTRO ticket.
¿Aún sigues viajando SIN SEGURO de VIAJE??? Recuerda que un buen seguro de viaje te va a salvar el pellejo en muchas situaciones, y ya me ha pasado a mí (muchas veces)... como cuando me perdí visitar la Muralla China por una infección de oído, también me ayudaron cuando estuve toda la noche vomitando en Barranquilla (Colombia), una reacción alergica en la piel de Cris en nuestro paso por Chiang Mai o cuando estuve con un virus en el estómago que no me podía mover en la isla Elefantina (Egipto) y vino el médico a verme en barco. La última fue cuando estuve en el hospital en Zambia 3 días, perdimos los vuelos de vuelta y nos repatriaron! No te lo pienses más y échale un vistazo a las coberturas y precios de Mi Seguro de Viaje Iati y además obtén un 5% de descuento con este link 🙂Informaciones útiles:
- Pammukale está a 20 minutos en autobús de Denizli y hay multitud de autobuses o transfers privados. Los autobuses (de línea) salen con frecuencia y costaba unas 8 Liras.
- La entrada básica cuesta 30 Liras.
- A los pies de Pamukkale hay sitios para dormir y un pequeño pueblo. Creo que no merece la pena quedarse allí por ser demasiado turístico/caro y poco original.
- El vuelo en parapente sobre el Pamukkale fue malo desde el punto de vista de volar o hacer parapente. Sin embargo fue muy bueno como experiencia para ver la ciudad en ruinas y la colina blanca. Conclusión: si lo que estás buscando es volar en parapente, mejor busca un vuelo en tándem en otro sitio, más largo y con más emocionante.